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La verdad detrás de los contratos de "prestación de servicios": explotación disfrazada de independencia
Descubre cómo los contratos de 'prestación de servicios' son usados para evadir derechos laborales. Aprende a identificar esta práctica y conoce tus derechos como trabajador.
Mateo Salguero
11/18/20244 min read
La verdad detrás de los contratos de "prestación de servicios": explotación disfrazada de independencia
En muchos sectores de nuestro país, se ha normalizado una práctica alarmante: la contratación bajo la figura de prestación de servicios para evadir derechos laborales esenciales. Esto no solo ocurre en los famosos "Call Centers", sino también en diversos entornos laborales donde los trabajadores son vulnerables ante prácticas que bordean lo abusivo.
A continuación, reflexionaremos sobre esta problemática, desmontaremos las simulaciones legales más comunes y explicaremos cómo reconocer una verdadera relación laboral.
Más allá de los Call Centers: ¿Dónde ocurre esto?
Los Call Centers suelen ser el ejemplo más visible de este fenómeno: cubículos abarrotados, promesas de contratos inexistentes y sueldos insuficientes. Sin embargo, esta realidad se extiende a otros sectores como servicios administrativos, ventas, tecnología e incluso consultoría profesional.
El modus operandi es similar:
Promesas de "contratos de servicios profesionales".
Jornadas estrictas, bajo supervisión directa.
Tareas que exceden las funciones pactadas.
Ausencia de derechos como vacaciones, seguridad social o indemnizaciones.
Un ejemplo común es el de un "asesor externo" que cumple horarios rígidos y depende totalmente de la estructura de la empresa. Aunque el contrato lo etiquete como independiente, sus funciones son propias de un empleado.
¿Qué hay detrás de esta simulación?
Estas prácticas suelen ocurrir en empresas que priorizan la reducción de costos sobre el bienestar de su personal. El resultado: trabajadores sin estabilidad, sin seguridad social y sin claridad sobre sus derechos.
Caso 1: "Prestadores de servicios" en los Call Centers
Un joven de 20 años comienza a trabajar en un Call Center con la promesa de un contrato formal y un sueldo base modesto. Después de un mes de trabajo sin firmar contrato, descubre que su salario depende exclusivamente de las comisiones y que, además de realizar llamadas, debe limpiar las oficinas. Ante cualquier queja, la respuesta de sus supervisores es clara: "Aquí nadie tiene contrato. Si no te gusta, puedes irte".
Caso 2: Abogados explotados en despachos legales
Una práctica que sorprende y decepciona es que incluso firmas de abogados, instituciones que deberían ser el estandarte de la justicia y el respeto por los derechos, incurren en estas simulaciones laborales.
Un recién graduado en derecho es contratado por un despacho como “asociado externo”. Le piden que firme un contrato de prestación de servicios para evitar "complicaciones administrativas". Sin embargo, su realidad laboral incluye:
Jornadas de 12 horas al día bajo estricta supervisión.
Tareas administrativas y de litigio propias de un empleado fijo.
Reuniones constantes donde recibe instrucciones precisas.
A pesar de todo esto, no tiene acceso a seguridad social, vacaciones ni estabilidad laboral. Ante cualquier intento de cuestionar esta situación, los socios del despacho le recuerdan que "es un privilegio trabajar aquí" y que puede ser reemplazado fácilmente.
La ironía es dolorosa: abogados, llamados a proteger los derechos de los demás, vulneran los de sus propios colaboradores.
¿Por qué la "prestación de servicios" no siempre es lo que parece?
El contrato de prestación de servicios es, en esencia, una herramienta legítima para trabajos independientes. Sin embargo, cuando se utiliza para disfrazar una relación laboral, se convierte en una estrategia de evasión que perjudica a los trabajadores y desdibuja sus derechos.
Los pilares de una relación laboral
La ley establece tres elementos que definen una relación laboral:
Subordinación: recibir órdenes y cumplirlas bajo un esquema jerárquico.
Jornada fija: cumplir un horario establecido por el empleador.
Remuneración periódica: recibir un pago regular por los servicios prestados.
Cuando estos tres elementos están presentes, no importa cómo se denomine el contrato: la realidad prevalece sobre el papel.
El impacto emocional y económico en los trabajadores
Trabajar bajo estas condiciones no solo afecta el bolsillo, sino también la dignidad de quienes aceptan estos puestos. La incertidumbre sobre el futuro, la falta de respaldo ante un despido injustificado y el trato deshumanizante son heridas que dejan cicatrices profundas.
Los trabajadores merecen un entorno donde se respete su esfuerzo y se valore su aporte. Las prácticas abusivas no solo destruyen carreras, también erosionan la confianza en el sistema laboral.
Un mensaje claro: tus derechos no son negociables
La Constitución y la ley son claras: los derechos laborales son irrenunciables. Esto significa que nadie puede forzarte a aceptar menos de lo que por derecho te corresponde.
Si trabajas bajo un contrato de prestación de servicios pero cumples horarios, sigues órdenes y dependes económicamente de un solo ingreso, probablemente estés en una relación laboral. Busca asesoría legal; no estás solo.
Un llamado a las empresas responsables
En lugar de recurrir a simulaciones legales, las empresas tienen la oportunidad de marcar la diferencia:
Ofrecer contratos justos.
Respetar los derechos laborales.
Crear empleos dignos que impulsen el desarrollo personal y profesional de sus empleados.
Un país fuerte se construye con empresas éticas y trabajadores empoderados.
Reflexión final
Es momento de actuar. Si eres trabajador, reconoce tus derechos; si eres empleador, asume tus responsabilidades. Entre todos, podemos construir un mercado laboral más justo, donde la ética y el respeto sean las bases de cualquier relación laboral.
Porque tú vales más. Y tus derechos también.